Mumbai

ATMÓSFERA RURAL DE MUMBAI

La vitrina más clara para observar el cada vez más creciente “fenómeno India”, seguramente es Mumbai (antiguamente Bombay). Se trata de una atestada ciudad costera, en donde lujosísimos edificios financieros se adosan coherentemente a un paisaje cargado con la estética victoriana de los ingleses. Hablamos de una ciudad que alberga 15 millones de habitantes, sede de la industria cinematográfica más grande de la tierra (900 películas por año) y vía de entrada de 40% de los ingresos en la segunda economía de mayor crecimiento del planeta, labor lograda por la clase media, la que más rápido suma miembros a sus filas. Por lo tanto, también es polo de atracción del crisol de desposeídos que arroja el campo de manera perversa sobre los conos urbanos, como recordatorio permanente de la inequidad de los lugares con éxito económico.

En todo caso, una mirada un poco más acuciosa por debajo de la superficie del caos y del manto omnipresente de tráfico inamovible, nos permite ser testigos de una característica particularmente hermosa de la sociedad india: Lograr el paso al estatus de potencia, manteniendo un apego casi testarudo a las costumbres rurales que históricamente han macerado por milenios.

COCINA DE CAMPO vs. COCINA DE CIUDAD

Tuve una suerte bastante inusual, cuando se visita una ciudad por pocos días, al poder estar en las cocinas de por lo menos diez casas de familia. Cocinas normales, de gente trabajadora que va a la oficina o da clases en la universidad todos los días. Así como el ojo entrenado de un modisto hubiese visto cada detalle de los saris que vestían estas amas de casa, el mío se detuvo en las alacenas, en las hornillas, en las ollas, en las neveras. Prácticamente eran iguales (como deben serlo las nuestras para ellos). En todas había una caja de madera con compartimientos internos para colocar un promedio de seis especias; un rodillo; una nevera bastante pequeña (casi todo el mundo compra los vegetales diariamente) y en todas -lo que más me impresionó- sobre el mesón de trabajo, un módulo plano de dos hornillas pegado a una bombona pequeña como única fuente de fuego.

He tenido igualmente el honor de haber compartido con gente que no entiende mi idioma, en poblados remotos en donde se cocina con leña (en el mejor de los caso) o con bosta de vaca. Puedo asegurarles que cada cocina de ciudad que he visitado es una réplica, en términos funcionales, de las cocinas campesinas, siendo los únicos cambios dramáticos la presencia de baldosas, gas y lavaplatos. La huerta ha sido sustituida por la caminata diaria al mercado de la cuadra. Jamás había estado en un país en donde la diferencia entre los platos que hacen los campesinos y aquellos que hacen los profesionales de ciudad sea prácticamente imperceptible, salvo en la medida en que hay más dinero en casa, cuando a los mismos platos se les colocan ingredientes adicionales más lujosos y suelen describirlos con la palabra richness. India ama, respeta y se niega a perder su acervo gastronómico… ¡Qué envidia!

COMIDA CASERA vs. COMIDA RÁPIDA

Intente el ejercicio teórico de organizar una compañía que se encargue diariamente de recoger 200.000 paquetes antes de las 9 am y los reparta antes de la 1 de la tarde. Tal vez, un empleado pueda con los de una cuadra, pero recuerde que cada uno irá a lugares diferentes de la ciudad, separados a veces por muchos kilómetros. La empresa ya existe en Mumbai, y Forbes la nombró la operación más eficiente de entrega de paquetes que existe; en promedio, sólo pierden una por cada 16 millones de entregas. Ahora empieza lo increíble: Tiene 5000 empleados que se reparten el dinero por partes iguales, independientemente de la labor de cada quien, ganando cada uno lo que se considera un sueldo bastante digno. No poseen oficina, ni fax, ni computadora. Casi todos son analfabetos y para disipar cualquier duda, son miembros de una empresa que ya pasa de cien años.

Hablo de los Dabbawalas de Mumbai (http://en.wikipedia.org/wiki/Dabbawala), que se encargan de recoger cada día la comida que hacen madres y esposas en casa para enviarles a sus hijos a las oficinas. ¿Por qué estos hombres no comen en algún lugar cercano a la oficina? ¿Por qué se hacen llevar el almuerzo y no lo llevan ellos mismos en la mañana? … Sencillamente porque prefieren comer comida casera, caliente y hecha del día. Obviamente están entrando las cadenas de comida rápida, pero se están enfrentando a un pueblo que cree profundamente en su cultura… ¡Qué envidia!

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