... Y a él volvemos

Dos cosas hermosas en estas vacaciones. Pasé una parte importante de mi adolescencia pateando las montañas de Mérida con mis hermanos Pablo Gil y Eduardo Portillo y luego de quince años nos volvimos a ver de nuevo los tres al mismo tiempo ¡Quien iba a imaginarse en tiempos del Liceo Libertador que yo terminaría de cocinero, Pablo de saxofonista y Eduardo trabajando con Seda!


Por otro lado me fui al páramo a acampar con mi niño y así prolongué por una generación más, la iniciación que en su momento tuvo mi padre conmigo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Y TÚ MIGRASTE PARA TERMINAR LAVANDO POCETAS?

LAS MADRES DE LA DIÁSPORA VENEZOLANA TIENEN UN PASADO

DEFENSA DE LA HALLACA