El maravilloso mundo de Alicia


En el año 1865, un sacerdote anglicano de nombre Charles Lutwidge Dodgson habría de publicar bajo el seudónimo de Lewis Carroll, lo que quizás es una de las historias infantiles más hermosas que se haya editado en el mundo occidental: “Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas”. A todo niño habría que leerle una vez en la vida el cuento original y mostrarle las fabulosas ilustraciones con las que lo engalanó el dibujante inglés John Tennie; y todo adulto debería leerlo de nuevo no solo por el placer de releerlo sino porque el libro posee simbologías y juegos de lógica que han deleitado a matemáticos, construcciones verbales que han sido estudiadas por filólogos; y para nuestra sorpresa, una cantidad impresionante de evocaciones gastronómicas (a veces desquiciadas) que siglo y medio después continúan siendo inspiradoras.


Desde el mismo capítulo inicial (Bajando por la madriguera del conejo), Alicia pareciera ser la iniciadora de la avanzada modernista en gastronomía, porque cuando toma de la mesa de cristal de tres patas la famosa botella que dice "Bébeme" (la que a la postre la haría pequeña), describe su sabor como: “Tenía un sabor mixto de tarta de cerezas, flan, piña, pavo rostizado, toffee y tostada con mantequilla caliente” (bebida que por cierto fue recreada por el chef inglés Heston Blumenthal el año pasado), y ante la desesperación de encontrarse tan pequeña, apela por una torta escondida en un pequeño cofre de cristal que dice “Cómeme” escrito con grosellas deshidratadas.


A partir de ese primer capítulo se suceden momentos maravillosos, como por ejemplo, la carrera con las aves para secarse del mar de lágrimas, en la que todos resultan ganadores de los confites que Alicia va sacando de su bolsillo, o la clásica escena en la que una Alicia gigante ha quedado atascada dentro de la casa del conejo y es atacada con guijarros que, luego de darle en la cara, caen al suelo convertidos en minúsculas tortas. Es justo en este pasaje que Alicia toma una acción notable: se los come sin saber que son (con la esperanza de volver a ser pequeña) porque entiende que “todo lo que coma habrá de cambiarme”, poniendo el foco sobre la más grande enseñanza gastronómica que puede cedérsele a un niño: curiosidad. La actitud temeraria de ella se repite de hecho cuando luego de mantener una conversación con una oruga que descansa plácidamente sobre un hongo fumando narguile, decide tomar trozos de la seta y guardarlos para así crecer o decrecer a discreción.


Sigue el libro de Carroll con una escena realmente delirante en la que se da el primer encuentro de Alicia con la duquesa. Mece ella a un bebé que no para de estornudar (que a la postre resultaría ser un cochinillo), mientras a su lado está un cocinero haciendo una sopa cargada de pimienta, quien junto al famoso gato de sonrisa enorme, son los únicos que no tosen y estornudan. Luego el cocinero comienza a lanzarle, a una duquesa y bebé impávidos, todos los platos, los utensilios y la sopa misma.


Llegamos entonces al capítulo que más ha sido analizado por matemáticos y filólogos por toda su simbología escondida. Nos referimos al séptimo conocido como La merienda de locos (A mad-tea party en el texto original), en donde puede verse una mesa servida bajo un árbol con el sombrerero y la liebre usando a un lirón dormido como cojín. Toman té y el lirón cuenta la historia de tres niñas que vivían en el fondo de un pozo alimentándose de melaza, mientras ellos comen sin cesar tostadas de pan con mantequilla porque se han peleado con el tiempo.


¡Finalmente, el magistral capítulo del juego de cróquet que ha organizado la Reina de Corazones con su séquito de naipes! Quedando clarísima la pasión del autor por la cocina, cuando leemos que la Reina de Corazones le pregunta a Alicia si ha visto a la tortuga falsa y cuando ella pregunta que es eso, con naturalidad le contesta “pues con lo que se hace sopa de tortuga falsa”.


Como buen libro inglés, culmina con Alicia tomando té.

II

Alicia, continúa inspirando casi 150 años después de su primera edición, tal como comentamos con el caso del Chef Blumenthal, o más recientemente con la muy esperada versión cinematográfica por estrenarse del mítico director Tim Burton, que mostrará a una Alicia adulta que decide volver a su mundo de maravillas.

Nos invita ella a no perder jamás el asombro, y tal como dice en algún momento del libro: “Yo se que algo interesante siempre pasará, cada vez que coma y beba”, pasemos por la vida comiendo y bebiendo con curiosidad… ¡Porque siempre algo nos pasará!

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